Ya me enseñó mi abuela paterna y desde entonces me ha llamado siempre la atención. Me gustan las lanas, los colores, las diferentes texturas..... soy feliz cuando voy a comprar lanas........ me encanta pasar horas haciendo punto. Y si el resultado es satisfactorio, entonces ocurre algo mágico, es algo parecido a cuando ves a tu hijo recien nacido y piensas: ¡esto lo he hecho yo! Una mezcla de emoción y de incredulidad. Otra cosa que ocurre con esto es que crea adicción, entonces son tantas las ganas de ponerte con las labores, que lo demás tiene relativa importancia. Esto va bien cuando necesitas distraerte de alguna preocupación. Vamos que me parece una buena opción para aliviar tensiones. Os lo recomiendo. Aquí comparto un detalle decorativo para la puerta o para cualquier lugar de la casa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario